Está a una distancia de Cádiz de 60 kilómetros. Perteneciente a San José del
Valle, en 2.009 tenía una población de 40 habitantes. Posee un castillo, construido
posiblemente en el siglo XIV como refugio de los moros del reino de Granada
para sus frecuentes incursiones contra la ciudad de Jerez.
Dicho castillo, de planta casi cuadrada de dos cuerpos y cerca con patio de armas, se encuentra muy bien conservado, ya que desde finales del siglo XV que pasó a propiedad del caballero don Rodrigo Ponce de León siempre estuvo habitado. Este caballero realizaría diversas reformas adosándole una capilla y una posada para huéspedes.
Parece ser que desde mucho antes de la construcción del castillo, ya
existía allí un pequeño manantial de aguas sulfurosas a la que los lugareños le
atribuían propiedades curativas.
Pero no sería hasta el año 1848 cuando los marqueses de Ponce de León, descendientes del antes citado caballero D. Rodrigo Ponce de León se decidieran a explotar las aguas del mencionado manantial, dado sus propiedades curativas “cuasi milagrosas” para desarreglos de la menstruación y enfermedades de la piel.
Por este motivo y emprendiendo determinadas reformas en la hospedería con la que contaba el castillo, se establece un balneario desde entonces conocido con el nombre de “Baños de Gigonza”. Como en tantos otros balnearios de la época, en este que nos ocupa no sólo recibían tratamiento de baños con agua caliente y fría los pacientes allí hospedados, sino que además se vendían botellas de agua procedentes del manantial que entre zarzas manaba con un pequeño caudal de nueve litros por minuto.
Tras la Guerra Civil, y después de cuatro siglos y medio de pertenencia a la familia Ponce de León, el castillo y todas sus tierras de labor, en 1945, se vende a don Salvador Pineda Lobato “el Rondino” siendo sus herederos los actuales propietarios. El castillo ha sido declarado bien de interés cultural.
Dicho castillo, de planta casi cuadrada de dos cuerpos y cerca con patio de armas, se encuentra muy bien conservado, ya que desde finales del siglo XV que pasó a propiedad del caballero don Rodrigo Ponce de León siempre estuvo habitado. Este caballero realizaría diversas reformas adosándole una capilla y una posada para huéspedes.
Pero no sería hasta el año 1848 cuando los marqueses de Ponce de León, descendientes del antes citado caballero D. Rodrigo Ponce de León se decidieran a explotar las aguas del mencionado manantial, dado sus propiedades curativas “cuasi milagrosas” para desarreglos de la menstruación y enfermedades de la piel.
Por este motivo y emprendiendo determinadas reformas en la hospedería con la que contaba el castillo, se establece un balneario desde entonces conocido con el nombre de “Baños de Gigonza”. Como en tantos otros balnearios de la época, en este que nos ocupa no sólo recibían tratamiento de baños con agua caliente y fría los pacientes allí hospedados, sino que además se vendían botellas de agua procedentes del manantial que entre zarzas manaba con un pequeño caudal de nueve litros por minuto.
Tras la Guerra Civil, y después de cuatro siglos y medio de pertenencia a la familia Ponce de León, el castillo y todas sus tierras de labor, en 1945, se vende a don Salvador Pineda Lobato “el Rondino” siendo sus herederos los actuales propietarios. El castillo ha sido declarado bien de interés cultural.
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